LA ETOLOGÍA
La etología es una rama de la biología muy apasionante que se encarga de estudiar el comportamiento, del cómo y del porqué de las conductas de los animales humanos y no humanos.
La palabra etología tiene origen griego (ethos= costumbre + logros= estudio/ciencia). Igual que las demás ramas de la biología, la etología se encuentra muy influenciada por otras ciencias y aunque procede de la zoología está muy influenciada por la psicología.
LA MEDICINA DEL COMPORTAMIENTO ANIMAL, ETOLOGÍA CLÍNICA O ZOOPSIQUIATRÍA
Después de múltiples estudios en el comportamiento natural del perro y gato, y la evolución de estos como animales de compañía, el vínculo humano animal y en especial los problemas de salud pública que representan problemas tales como la agresividad canina y felina, esta rama de la medicina veterinaria empieza a crecer ampliamente.
El término de Etología Clínica se utilizó por primera vez, en un articulo publicado en la revista British Veterinary Journal en el año 1969, y hacía referencia a los cambios de conducta que pueden ser consecuencia de enfermedades y que tienen interés diagnóstico.
La etología es ejercida exclusivamente por médicos veterinarios especializados en comportamiento animal, cuya información esta esta área del conocimiento es soportada por la etología, la anatofisiopatología, la semiología y la psicofarmacología.
La etología clínica es importante para ayudar a los animales a restablecer su equilibrio emocional y por lo tanto mejorar su calidad de vida y la de sus familias humanas, quienes con gran frecuencia se ven altamente afectadas en su convivencia, debido a los problemas de conducta de sus animales de compañía.
Los problemas de comportamiento más frecuentes en perros y gatos están relacionados con la agresividad, miedos y fobias, ansiedad, depresión y eliminación inadecuada (orinan o defecan en lugares inadecuados) por lo que es indispensable realizar una anamnesis para poder definir si el problema es o no orgánico.
Los médicos veterinarios que escogieron esta especialidad, tienen las bases suficientes para poder no solo diagnosticar, si no también diferenciar entre problemas de tipo orgánico de problemas conductuales. Están capacitados para poder establecer cuáles son los exámenes complementarios que necesita cada paciente, su modificación del entorno, enriquecimiento ambiental acorde con sus necesidades de especie y si es necesario o no el uso de medicación para apoyar las terapias de modificación de conducta o psicoterapia. Estas ultimas con técnicas basadas en psicología conductista y se puede trabajar de la mano entre el etólogo clínico y un buen adiestrador de confianza que trabaje desde la ciencia del bienestar animal y con técnicas que garanticen que el animal no va a ser maltratado. Es por esto por lo que es indispensable antes de contratar a cualquier persona que se diga experto en comportamiento, consultemos con un profesional capacitado para atender a nuestro animal de compañía. Infortunadamente en la actualidad hay muchas personas que se han dedicado a asesorar temas de conductas de perros y gatos sin el conocimiento suficiente para ello, lo cual pone en gran riesgo el bienestar de nuestros animales.
Muchas personas tienen prejuicios en cuanto a la utilización de psicofármacos en sus animales, situación que se presenta incluso en psiquiatría humana. Pero es importante entender que en muchas ocasiones es necesario para asegurar el aprendizaje y por lo tanto la modificación de conducta y el éxito de la resolución del problema. No todos los casos necesitan medicación y no todos los casos necesitan un tratamiento farmacológico largo, sin embargo, solo el médico veterinario especialista en medicina del comportamiento es quien puede definir con precisión cual es la mejor vía para cada paciente ya que cada ruta de trabajo es diferente para cada individuo, debido a que cada animal tiene una historia única, un entorno diferente y unos acudientes con particularidades diferentes.
Como se puede ver, el bienestar animal no solo incluye garantizar que los animales estén libres de enfermedades o hambre y sed, también que estén libres de incomodidad, libres de miedo, angustia, ansiedad y que puedan ejecutar conductas naturales.